jueves, 30 de octubre de 2008

Patologias Renales y Hepáticas

Cirrosis



Pintor René François Magritte, Lessines, Bélgica, 1898–1967.

¿Qué es?:
La cirrosis es una enfermedad crónica, progresiva e irreversible que afecta al hígado y que consiste en la muerte progresiva del tejido hepático normal, que es sustituido por un tejido fibroso o cicatricial incapaz de ejercer las funciones del hígado. Por lo tanto, los individuos con cirrosis este órgano no puede cumplir sus roles habituales.
La cirrosis es el estadio final de un gran número de enfermedades que afectan al hígado. Se caracteriza por el endurecimiento del hígado provocando unos cambios que alteran la estructura y el funcionamiento del mismo, ocasionando complicaciones que afectan a todo el organismo.



Causas:
La cirrosis hepática tiene muchas causas. Las más frecuentes en nuestro país son el alcohol, el virus de la hepatitis C y el virus de la hepatitis B. En algunas ocasiones, los pacientes tienen más de un factor desencadenante, con lo que la aparición de cirrosis se acelera.
La ingesta excesiva de alcohol, es la causa más frecuente de cirrosis en el mundo occidental. En España un 40-50% de los casos de cirrosis están producidos por este factor. Se considera que el tiempo mínimo de alcoholismo necesario para que el tóxico origine una cirrosis es de 10 años. Sin embargo, no todos los pacientes cirróticos han tenido que ser bebedores previamente. Lo que sí se sabe es que, además de ser responsable, por sí mismo, de muchos casos de cirrosis, el alcohol también contribuye a empeorar la función del hígado en pacientes con enfermedades hepáticas de otro origen.
El virus de la hepatitis C: El 40% de los pacientes cirróticos presenta un infección crónica por este virus, que se demuestra por la presencia de anticuerpos específicos (defensas que produce el organismo) o partículas de virus detectados en la sangre.
El virus de la hepatitis B.
Enfermedades autoinmunes: Aparecen cuando el organismo no reconoce algunas células de nuestro organismo y produce anticuerpos que las destruyen, como si fueran agentes extraños. Si las células que nuestro cuerpo no reconoce son las células hepáticas éste producirá autoanticuerpos (sustancias que 'atacan' a los agentes extraños) que paulatinamente irán destruyendo las células del hígado.
Los defectos en las vías biliares: Son conductos que van recogiendo la bilis que se produce en el hígado y conduciéndola hacia la vesícula y el intestino. Se pueden obstruir por problemas congénitos, de modo que los niños nacen con la alteración y desarrollan la cirrosis en los primeros años de vida. Tanto las vías de pequeño como las de gran tamaño pueden obstruirse. Cuando lo hacen las pequeñas, se puede producir la cirrosis, siendo menos frecuente que ocurra si existe obstrucción de grandes vías.
La fibrosis quística: es una enfermedad hereditaria por la cual se alteran algunas glándulas de nuestro organismo.
Hemocromatosis: algunos individuos absorben más cantidad de hierro de lo necesario. Este exceso se deposita en diferentes tejidos del organismo a los que va destruyendo. El hígado es uno de los órganos que se pueden ver afectados por esta enfermedad, llegando a producirse una cirrosis si no se detecta a tiempo.
Enfermedad de Wilson: Los individuos que la padecen absorben más cantidad de cobre de la cuenta y es este metal el que al depositarse en el hígado lo lesiona.
Fármacos: En raras ocasiones las lesiones producidas en el hígado por un medicamento son tan graves que pueden dar lugar a una cirrosis.




Existen diferentes grados de afectación de la enfermedad. Los pacientes con afectación más leve tienen menos posibilidades de presentar complicaciones y una supervivencia a largo plazo más larga. Cuando la enfermedad es avanzada el riesgo de complicaciones es muy alto.
La clasificación más utilizada en la actualidad se denomina 'Clasificación de Child'. Se basa en un sistema de puntos según los datos de los análisis y los síntomas del paciente. Permite dividir a los enfermos en 3 grupos:



A: Pacientes con buen pronóstico

B: Pronóstico intermedio

C: Mal pronóstico.



Prevención:
Las cosas más importantes que puede hacer una persona para prevenir la cirrosis son:
Evitar el consumo de alcohol.
Moderar el consumo de sal de mesa (cloruro de sodio)
Consultar a un médico por si existe una enfermedad hepática crónica silente que pueda llegar a producir cirrosis.
Si un paciente sabe que tiene alguna enfermedad hepática, debe consultar periódicamente con su médico por si es una enfermedad tratable, cuya progresión se pueda evitar (enfermedad alcohólica o hepatitis B o C, por ejemplo).
Vacunación en el caso de la hepatitis B, por ejemplo.


Tratamientos:
La cirrosis como tal carece de tratamiento médico específico dado que es, en general, irreversible. Se pueden tratar algunas de las enfermedades que la producen y evitar o retardar la evolución de una cirrosis en estado inicial a las fases avanzadas.
También tienen tratamiento algunas de las complicaciones de la cirrosis tales como las hemorragias digestivas, la ascitis y la encefalopatía hepática, que siempre deben ser indicados por un médico.
El tratamiento definitivo de la cirrosis es el trasplante hepático. Se realiza solamente en los pacientes en que se estima una supervivencia menor de dos años, a consecuencia de la cirrosis, y en los que no existe contraindicación para realizarlo por otros motivos.





“LA CIRROSIS PUEDE SER PRODUCIDA POR EL EXCESO DE INGESTA DE ALCHOL, CUIDEMOS NUESTRO CUERPO NO TOMANDO ALCHOL, Y CUIDEMOS DE EL, QUE ES LO MAS VALIOSO QUE TENEMOS”